martes, 26 de marzo de 2013

Opera

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Blog Entry Feb 23, '11 2:29 AM
by Isthar for group lososcuros

Un oráculo había sido la causa de que Agamenón se hubiera visto obligado a sacrificar, en honor a la diosa Artemisa, a su hija Ifigenia, en Áulide, para permitir la partida de la flota griega que debía dirigirse a Troya para castigar el rapto de Helena. Sin embargo, Artemisa impidió el sacrificio, sustituyendo a Ifigenia por un ciervo y trasladándola al país de los tauros, gobernado por Toante. Allí fue convertida en sacerdotisa del templo de Artemisa y era la encargada de iniciar los ritos de los sacrificios humanos a los que se sometía a cualquier griego que llegase al país.
Por otro lado, su hermano Orestes había matado a su madre Clitemnestra como venganza por el asesinato de su padre Agamenón y había sido absuelto en el juicio en el que era acusado del crimen, pero a pesar de todo se hallaba perseguido por las Erinias. Otro oráculo había dicho que, para evitar la persecución, debía dirigirse al país de los tauros y traer a Grecia la estatua de Artemisa.
Ifigenia tuvo un sueño que interpretó que significaba que su hermano Orestes había muerto. Sin embargo, Orestes y su primo Pílades habían viajado a Táuride con la intención de robar la estatua de Artemisa y llevarla a la Hélade. En el transcurso de esta misión fueron sorprendidos y capturados.
Los prisioneros son puestos a disposición de Ifigenia para ser víctimas de un sacrificio.
Ifigenia interroga a los prisioneros sobre sus nombres, linaje y procedencia. Por las respuestas de Orestes, se entera de que su padre murió asesinado por su madre, pero aún no logra saber que uno de ellos es su propio hermano y le propone perdonarle la vida a cambio de que vuelva a Argos a dar una tablilla con noticias suyas a su familia. Pílades sí sería sacrificado. Orestes se niega y propone que sea Pílades el que regrese y someterse él al sacrificio.
Pílades jura que entregará a los parientes de Ifigenia la tablilla con sus noticias y a cambio Ifigenia promete que lo dejará partir sano y salvo. Sin embargo, por si acaso la tablilla se perdiese en un naufragio, Ifigenia explica oralmente cual es el contenido de la tablilla. En ese momento se produce el reconocimiento mutuo entre los dos hermanos.
Ifigenia ayuda a su hermano a escapar del país con la estatua de Artemisa. Hace creer al rey que los prisioneros son impuros por un asesinato que cometieron en Hélade y que debe purificarlos, junto con la estatua, con agua del mar.
El plan tiene éxito y consiguen subir al barco que había traído a Orestes y Pílades tras una lucha en la playa con los tauros. Pero el mar vuelve a arrastrar el barco contra la costa.
Toante se dispone a iniciar la persecución pero en ese momento aparece Atenea y ordena a Toante que abandone la persecución y que deje marchar a las otras cautivas griegas fuera del país. A Orestes le ordena que cuando llegue a su tierra edifique un templo para la estatua de Artemisa. Además instaura la norma de que en lo sucesivo el que sea sometido a juicio lo ganará siempre que obtenga igualdad de votos.








Blog Entry Dec 3, '10 7:51 AM
by Isthar for everyone

Fue estrenada en el Théâtre-Lyrique de París el 19 de marzo de 1859. El libreto es una adaptación de la pieza teatral Faust et Marguerite de Michel Carré, escrito por Jules Barbier y el propio Carré, inspirado levemente en el Faust, parte I, de Goethe. El pacto con el demonio: el filósofo entrega su alma a cambio de una nueva juventud.
Primer Acto
Fausto, hombre de ciencia desengañado y cansado de la vida, va a suicidarse. Se le presenta el diablo, Mefistófeles, humorista y elegante, que le enseña el retrato de una hermosa mujer y promete rejuvenecerlo y entregársela si Fausto se compromete a entregar a Satanás su alma. Es aceptada la proposición, y en el acto Fausto se transforma en un apuesto joven.

Segundo Acto
Mefistófeles va a una feria donde, entre estudiantes, muchachas, soldados y otras personas, realiza una porción de proezas mágicas, hasta tal punto, que todos se dan cuenta de que es el demonio y lo ahuyentan con la cruz de las espadas. Valentín se lamenta de que tiene que ir a la guerra y dejar sola a su hermana Margarita. Llega Fausto, y allí conoce a ésta, que es la mujer del retrato. Se ofrece a acompañarla; pero ella se ruboriza y no acepta, ya que se estima de categoría social inferior a él.



Tercer Acto
Mefistófeles entrega a Fausto unas joyas para que obsequie a Margarita. Las joyas quedan junto a la puerta de la casa, al lado del ramillete de Siebel. Sale Margarita y se recrea con las flores y las joyas. Marta, una amiga suya, llega cuando aquélla se ha puesto las joyas. Se presentan Mefistófeles y Fausto. El primero dice a Marta que le trae noticias de su marido, que ha muerto en tierras lejanas, y empieza a galantearla para que Fausto pueda dedicarse a Margarita. Éstos pasean por el jardín, y pronto se juran amor eterno. Margarita se retira; pero a poco se asoma a una ventana y expresa su afán de que acabe pronto la noche para ver nuevamente a Fausto. Y Mefistófeles ríe ante el primer abrazo.


Cuarto Acto

Ha pasado un año. Fausto ha seducido y abandonado a Margarita. Sólo Siebel continúa siéndole fiel. Margarita busca refugio en Dios, y reza para consolarse; Mefistófeles le sugiere ideas de desesperación. Vuelven los soldados victoriosos; vuelve Valentín; se entera de la desgracia de Margarita. Valentín ataca a Fausto, que pelea débilmente, pero vence, gracias al auxilio de Mefistófeles, y mata al hermano de Margarita, que muere maldiciéndola.

Quinto Acto

Margarita ha perdido el juicio y ha dado muerte a su hijo. Se encuentra en una prisión, condenada a morir. Entra Fausto, que propone la fuga a Margarita. Ésta reconoce a su amante; pero no se da cuenta de la situación, y se dedica a recordar los felices momentos de sus amores. Llega Mefistófeles y, horrorizada, Margarita pide a Dios perdón y salvación. Se desespera Mefistófeles porque Fausto no se haya llevado a aquélla. Pero la muchacha ve ya un coro de ángeles, que se llevan su alma al cielo, y Fausto, desesperado, desciende al abismo con Mefistófeles.
By
Isthar






Blog Entry Nov 3, '10 6:51 AM
by Isthar for everyone
Mi vampiresa Butterfly

En el horizonte una silueta de un barco acercándose a puerto. La luz del atardecer iluminaba su bandera estadounidense.
Una gran fiesta se preparo para celebrar la llegada de aquel barco, que aunque había sufrido muchas bajas en el camino de sus marineros, habían conseguido abrir una nueva ruta de comercio.
Los marineros contaban la leyenda que se ceñía sobre su capitán. Un misterioso hombre, que los años no pasaban por el.
Decían que hace muchos años, en una batalla naval, su barco fue abordado por un barco fantasma y solo el, fue el único superviviente. Cuentan las malas lenguas que hizo un pacto con Lucifer y aun hoy, sigue pagando por ello, pues solo se le puede ver bajo la luz de la luna.
Butterfly era la hija pequeña del emperador, una rebelde y bella mujercita. El capitán no habló con nadie en toda la velada. Todos se sorprendieron cuando pidió a Butterfly bailar. Sus miradas se compenetraron como si estuvieran predestinados, el la miraba ansiosamente, como un rico plato después de haber estado sin comer siete días, se podía observar el esfuerzo que hacia controlar sus instintos.
Su Tío, no estaba de acuerdo con aquella petición de baile, pues eso suponía una deshonra para la familia. Intentó negarse, pero ella accedió gustosamente. Aquella noche, el capitán y Butterfly desaparecieron a la vista de los invitados, para pasear por los jardines de aquel palacio. Una interesante conversación les llevó a la parte mas alejada de los jardines. El capitán la miró, su rostro nácar, bajo la luz de la luna, su pelo negro y sedoso con un recogido que dejaba ver su dulce expresión. Pero sobre todo, el olor de su sangre bombeando cada pocos segundos hizo que no pudiera resistir más. Se acercó a ella, la abrazó y ella supo que seria el comienzo del fin. Sus dientes penetraron lentamente, mientras ella sentía como succionaba su sangre. No puso resistencia. Deseaba complacerle, era lo que su corazón le pedía. Justo antes de escuchar su último latido, algo atravesó el cielo, clavándose en el hombro del capitán, aquel objeto le provocó una herida de la cual emanaba su sangre.
El se toco la herida, y paso su mano por sus labios.
.-Bebe de mis labios. Y ella así hizo fundiéndose en un beso de muerte.
Butterfly se vio suspendida en el aire, sobre la copa de los árboles, mientras una gran quemazón le recorría el cuerpo. Mezclada con una sed difícil de controlar.
Sus ojos se tornaron negros y su piel palideció aun más. Se sentía fuerte y poderosa al poseer aquella inmortalidad. Los años de sometimiento habían acabado.
Aquella noche, entraron al palacio, buscaron el bocado más exquisito, un dulce joven y virgen, el hijo de una de las concubinas del emperador. Pero el amanecer, casi les sorprende y el capitán se dirigió al barco. Butterfly supo que el volvería a su país y se escondió en los aposentos de aquel joven. Al mirarle tendido en la cama y ensangrentado, respirando agitadamente, luchando por la vida. Ella se apiadó de el y se mordió en brazo, derramando unas gotas en su boca. Lo cargó entre sus brazos y se dirigió a la parte más oscura del palacio a esconderse.
Pasaron muchos años, alimentándose de mendigos e intentando no levantar sospechas, mientras Butterfly y su hijo, como ella le llamaba, esperaban el regreso del Capitán.
Aquel anochecer, Butterfly se despertó y la brisa cargaba con un olor conocido. Rápidamente, despertó a su hijo, para dirigirse al puerto. Efectivamente, a lo lejos un barco atracaba en el puerto.
De el bajaron un grupo de marineros, colocando la escalera, abrieron la puerta y apareció el. No había cambiado en absoluto, pero otro olor, le indicaba a Butterfly que algo no era como antes. Una bella dama, ataviada con una capa negra le acompañaba. Butterfly se colocó delante de el.
¡Dudaba, si aun te encontraría aquí¡. Pero veo que has sabido desenvolverte sutilmente, con tu nueva condición. Butterfly permaneció callada.
Llegaron a mis oídos, que tienes un hijo. Necesito a todo vampiro que pueda luchar a mi lado, y he venido a por el.
Ella no pudo negarse, el había sido su salvador, su amante, su padre. Al momento, su hijo se postro al lado de Butterfly y ella, deslizó su mano fría por la blanca mejilla.
Solo una lágrima negra, brotó de sus ojos y desapareció entre los árboles.
Cuando amaneció, un grito hueco y profundo se escuchó a través de la brisa mientras aquel barco se perdía en el horizonte.
By
Isthar






Blog Entry Oct 20, '10 2:06 PM
by clavedere for group lososcuros

Acto 1

Transcurre en Nagasak. Destinado a bordo del navío USS Abraham Lincoln. Pinkerton, oficial de la marina estadounidense, por intermedio del casamentero Goro, consigue a la quinceañera Cio-Cio-San en matrimonio.

Para Cio-Cio-San, es un casamiento de por vida, pero para Pinkerton sólo una aventura fuera de su país. Durante el casamiento el tío de Cio-Cio- San ó Madame Butterfly aparece y la maldice por traicionar las costumbres niponas. Su familia entonces la reniega. Butterfly y Pinkerton tienen su apasionada, primera noche de amor

(dúo Vogliatemi bene).


Acto 2

Pinkerton regresa a Estados Unidos prometiendo retornar. Butterfly y su criada Suzuki lo esperan inútilmente, aunque Butterfly confía en que volverá

El cónsul americano informa a Butterfly que Pinkerton no lo regresará y Butterfly destrozada le muestra el hijo que ha nacido en su ausencia y que las dos han criado con la esperanza su retorno.
El cónsul promete informar a Pinkerton del asunto y aconseja a Butterfly que vuelva a casarse con Yamadori, un príncipe que la pretende.
Suena el cañón del puerto informando que atraca un navío, es el barco de Pinkerton y Butterfly renace esperanzada.
Las dos mujeres y el niño se preparan a esperar su llegada.

Acto 3

Pinkerton ha regresado sólo de visita al Japón con su legítima esposa norteamericana Kate. Al enterarse de la existencia del hijo deciden recogerlo para criarlo en los Estados Unidos.
La desolada Butterfly se lo entrega no sin antes despedirse
(Tu tu piccolo iddio).

Luego se retira a sus habitaciones y comete seppuku (suicidio ritual japonés)

En el desgarrador final, la geisha moribunda siente la voz de Pinkerton llamándola: "¡¡¡Butterfly!!!... ¡¡¡Butterfly!!!".

by
Isthar

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